Pacientes de ictus recurren a la rehabilitación privada por la falta de fisioterapeutas en el SAS (Publicado en Diario Sur)
Familiares denuncian que los enfermos sufren demoras de tres a cinco meses hasta que comienzan a recibir la asistencia de fisioterapia

30-10-2017
Ilustre Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Andalucía

Una vez salvada la vida y tras recibir el alta del hospital, los pacientes que han sufrido un ictus se enfrentan a una pendiente difícil de subir: la de eliminar las secuelas que les ha provocado el accidente cerebrovascular y recuperar la movilidad y el habla. La rehabilitación es fundamental para que los enfermos puedan recobrar la normalidad. Cuanto antes se empiezan los ejercicios de fisioterapia, más posibilidades hay de superar las secuelas del ictus, dijeron expertos consultados por este periódico. Para hacer frente a las demoras del SAS para acceder a la rehabilitación (de tres a cinco meses), muchas familias recurren a la sanidad privada para acelerar el comienzo de la fisioterapia, la logopedia y la terapia ocupacional, lo que supone un coste mensual que oscila entre 1.500 y 2.000 euros por enfermo dependiendo del número de sesiones y de la atención que se contrate.

 

 

Cada año, unos 4.000 mil malagueños son atacados por un ictus, de los que 2.360 son isquémicos y el resto, hemorrágicos. Mañana domingo se celebrará el Día Mundial del Ictus. Este padecimiento cerebrovascular es un trastorno brusco en la circulación sanguínea del cerebro que puede ser producido por el cierre arterial (el 85 por de los casos) o por hemorragia (el 15 por ciento).

 

 

«El tiempo es oro, vital, en una lesión neurológica. Así pues, para reducir el impacto de las secuelas, hay que dar en seguida el tratamiento de fisioterapia, pero eso no ocurre en la sanidad pública andaluz por la demora que existe», afirmó a este periódico el presidente del Colegio de Fisioterapeutas de Andalucía, el malagueño Juan Manuel Nieblas. Este experto precisó que una vez salvada la vida, la fisioterapia debe aplicarse en la primera semana, puesto que «el tiempo es vida en el cerebro». Además, la rapidez en recibir ese tratamiento favorece que el paciente pueda afrontar actividades de la vida cotidiana como ducharse, peinarse o vestirse, además de ir recuperando la movilidad de los miembros afectados por el ictus.

 

Acceder a noticia completa en Diario Sur

Acceder a la noticia
Esta página web usa cookikes
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Puedes obtener más información aquí: Más información