La cruda realidad de la Fisioterapia en la Educación Andaluza (Carta abierta de un fisioterapeuta)

09-03-2017
Ilustre Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Andalucía

Actualmente, la figura del fisioterapeuta en el sistema educativo es un ente necesario y fundamentalmente, un pilar indiscutible. No obstante, tenemos muchas dificultades sobre todo, a raíz de las Instrucciones de 22 de junio de 2015, con las que desaparecemos en nuestra comunidad de los Centros Ordinarios y los Equipos de Orientación Educativa Especializados de Discapacidad Motora.

Por otra parte tenemos el agravio comparativo con las dotaciones y recursos en otras comunidades autónomas, ya que la mayoría están mejor dotadas que nosotros, por no hablar de otros países de nuestro entorno que nos llevan décadas de adelanto.

Ni que decir, de la proliferación de nuevos profesionales: psicomotricistas, musicoterapeutas, terapeutas ocupacionales, profesores de educación física, etc., así como la existencia de perfiles profesionales no cualificados como técnicos de atención temprana,  que en centros ordinarios y específicos, asumen y acotan funciones propias del fisioterapeuta.

 

Y yo, con más de 20 años de trabajo como fisioterapeuta en un centro de educación especial concertado, de cuya “localidad no quiero o más bien prefiero no acordarme” ni mencionar por temor a represalias, quiero manifestar aquí públicamente y compartir mi día a día en este ámbito escolar.

 

Trabajo en un colegio, con mis alumnos y rodeada de maestros, que a mi criterio, algunos se creen ministros y con la patria potestad de la educación. Además de otros profesionales no docentes, como ellos nos califican, que formamos parte de la educación de los alumnos con necesidades educativas especiales como, psicólogos u orientadores, fisioterapeutas, auxiliares técnicos educativos, limpiadoras, cocineras, conserjes, etc. Todos, quieran o no, formamos parte diariamente de este engranaje que llamamos Educación. Y para que este funcione somos todos indiscutiblemente necesarios para tratar a nuestros alumnos de educación especial de forma global, cubriendo cada una de sus necesidades para que se puedan realizar como personas autónomas, completas y plenas. Siempre, sin olvidar cuáles son sus posibilidades y llegar en cada uno de ellos al máximo de las mismas. En algunos de ellos el objetivo es mover un brazo con más o menos dificultad; en otros poder pedir atención o que lo abracen; en otros poder limpiarse los mocos; en otros a duras penas poder respirar y tragar con normalidad; en otros gatear, andar con más o menos dificultad; en otros correr, saltar o desplazarse, da igual como sea.  Y como no, siempre nos queda la imaginación para que algunos incluso sientan que pueden volar y un largo etc., que me callo pues entonces esto seria la historia interminable de estos años de vivencias que me han aportado “mis niños”, “alumnos” como debo decir siendo políticamente correcta. Estas experiencias me han dado además de  la oportinudad de realizarme profesionalmente como fisioterapeuta educativo, la satisfacción de aprender de ellos que todo es posible, solo tienes que querer hacerlo.

 

Y entonces, vienen mis dudas e interrogantes y me pregunto:

¿Por qué los fisioterapeutas que trabajamos diariamente en los centros de educación de Andalucía aún no estamos incluidos ni reconocidos en el organigrama administrativo del sistema educativo?

¿Por qué, en los EOE ( Equipo de Orientación Educativa), existe la figura del médico, del logopeda o profesor de audición y lenguaje, orientadores, educadores sociales, profesionales indiscutiblemente cada uno en su ámbito necesarios para valorar las necesidades educativas de cada alumno, ¿y que pasa con el fisioterapeuta como tal? A mí no me consta que haya alguno, pero en caso que así sea son casos tan raros y extraños que se den, que se podrían consideran como un caso paranormal.

¿Por qué en las aulas específicas, los alumnos con problemas y alteraciones motóricas, no reciben fisioterapia en sus centros y los padres tienen que recurrir a entidades, asociaciones  que consiguen ofrecer asistencia mediante recursos públicos y privados o fisioterapeutas privados para proporcionar el tratamiento neurológico que su hijo necesita? (Lo cual para nada es barato)

¿Por qué  la dotación de estos servicios de fisioterapia no es cubierta de forma pública?

¿Por qué existen becas de audición y lenguaje, pedagogía terapéutica y no becas para alumnos con necesidades neurológicas y motóricas que ayuden a cubrir y costear estas necesidades?

¿Por qué tampoco se contempla la importancia de nuestra labor en relación al deterioro físico de los alumnos más afectados y la prevención del dolor con carácter paliativo?

¿Por qué no se revisan desde hace años las ratios de los fisioterapeutas que trabajamos en centros educativos especiales? Las que hay hacen referencia a los tiempos de Maricastaña y no tienen nada que ver con la realidad de las verdaderas necesidades de fisioterapia que existen en los centros de educación.

 

Si es verdad, que montamos el sistema educativo de a la INTEGRACION, que  a mi modo de entender es dotar al centro escolar de los medios necesarios para que un alumno con discapacidad pueda tener todos los recursos que necesita y le corresponden por Derecho. Porque  dotamos de profesionales como orientadores, logopedas, profesores de pedagogía terapéutica, educadores sociales y ¿qué pasa con  las necesidades y alteraciones neurológicas y motóricas? Éstas se quedan en un desierto vacío tan inmenso que aquellos alumnos cuyas familias no tengan medios económicos, se quedan todo el día anclados a su silla de ruedas durante las horas del cole, por las tardes en su casa, sin que nadie les dé la oportunidad de descubrir y desarrollar cuál puede ser su potencial de desarrollo motor, y que les enseñe como podrían moverse y tener un poco de más sentido su vida cotidiana, pues por cosas que tienen la vida sus lesiones neurológicas no le permiten hacer otra cosa que ver cómo pasan los días uno tras otro ahí, en  y desde su silla.

 

 Y no hay nadie que le enseñe como conseguir que mueva su cabeza y desarrollar su control cefálico de forma adecuada y correcta, ni que les dé la oportunidad de poder movilizar esos miembros superiores e inferiores facilitándoles patrones de movimientos adecuados y que de alguna forma eviten acortamientos y deformaciones futuras y ni que decir tiene que le dé la posibilidad de sentir su cuerpo, proporcionarle la experiencia de conocer su esquema postural , pues algunos incluso tienen eso alterado y no tienen conciencia de donde empieza y donde termina su cuerpo, cabeza, manos, pies, en fin, y yo sigo y sigo hasta perderme en mis pensamientos vivenciados día tras día.

 

Y vuelvo a preguntarme por qué una y mil veces más…

Por eso digo: si ellos a pesar de sus dificultades pueden conseguir lo que quieren, nosotros como profesionales destinados a enseñarles, tenemos la obligación imperativa de darles todo aquello que necesitan.

 

Espero que esta insignificante carta, sirva para que por lo menos toque a la puerta y conciencia de algunos, y de una vez por todas nos sensibilicemos con este tema, para mi tan importante y necesario.

Y en caso que sea posible, que a nivel administrativo, político, judicial, civil o como se quiera  llamar empiece a moverse lo que hay que mover, que no es más que los alumnos con necesidades educativas especiales de cada uno de los centros educativos andaluces tengan cubiertas cada una de sus necesidades: de lenguaje, cognitivas, motóricas, emocionales, necesidades básicas e incluso basales, y principalmente que tengan la oportunidad en la VIDA de que lo que por circunstancias de la misma VIDA sus lesiones neurológicas le han privado.

Un fisioterapeuta educativo cualquiera

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